El
japonés era una lengua ágrafa hasta la llegada de los ideogramas
chinos, los kanji. Las primeras muestras de literatura japonesa
pertenecían a la tradición oral. Su origen se remonta al conjunto
de folklore y religión en la tradición oral. Alrededor del año 300
a. C. se documentan narraciones, canciones y danzas populares sobre
los ciclos del cultivo del arroz que celebraban ya la llegada del
dios en primavera o su despedida en el otoño. Con el tiempo estas
canciones y relatos serían recogidos de manera escrita, formando
parte de las primeras producciones literarias como el Kojiki,
Nihonshoki y Fudoki o de las representaciones de teatro kabuki y el
teatro no.
Una
figura importante en esta tradición oral primitiva fue la del
kataribe. Se trataba de un recitador o recitadora de historias que
cumplía la función de conservar y transmitir hechos, mitos y
leyendas que una determinada comunidad consideraba parte esencial de
su identidad. Los kataribe era un oficio frecuente desempeñados por
eran mujeres probablemente asociada a funciones chamanísticas. La
expresión para describir su actividad era monogataru (contar cosas),
base de los futuros monagatari o narraciones escritas que surgieron
en la época Heian. La labor de los kataribe llegó a ser tan
importante que, con el tiempo, algunos se profesionalizaron y
llegaron a ocupar un puesto oficial en la Corte, creando lazos entre
la literatura oral arcaica y la nueva literatura escrita.
Algunas
expresiones del Japón antiguo, por su carácter mágico-religioso,
no podían ser transcritas en caracteres extranjeros. Su conservación
se realizaba en el yamato kotoba o palabras de Yamato, uno de los
nombres del antiguo Japón. El género poético más antiguo, el
waka, sólo podía ser compuesto en el yamato kotoba, única lengua
empleada por los kataribe. Este hecho suele interpretarse como una
reacción ante la omnipresencia de la cultura china, en un afán por
conservar la propia identidad y una pervivencia de la filosofía
kotodama, el poder mágica de las palabras, de la que se nutría la
antigua poesía oral.
Páginas
del Nihonshoki
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